VIDA EN EL COTONEASTER

VIDA EN EL COTONEASTER:

En el cotoneaster de mi casa hay vida esta primavera.

Empecé primero a escuchar el suave y aterciopelado canto del mirlo en el pino del jardín, después descubrí una hembra de mirlo que delicadamente iba trayendo ramitas, y demás cositas que no podía apreciar visualmente al cotoneaster. Después la observé detenidamente en el nido que había hecho apenas a 5 metros de la puerta de mi casa. estaba incubando sus huevos, casi no salía por esa puerta para no importunarla, mientras tanto el compañero la cantaba al amanecer y al ponerse el sol como solo un mirlo lo sabe hacer, ese cantar melodioso que solo tienen los mirlos.

Pero el día más sorprendente fue cuando nació el pequeño polluelo, solo uno, pero por el canto del compañero parecía toda una festividad de bienvenida , no dejó de cantar ni un solo momento durante todo el día. Su compañera no dejaba la ida por la venida  para poder alimentar a su retoño, era conmovedor verla en los días de tormentas como arropaba extendiendo sus alitas al pequeñín. Pero pasados 15 días el pequeñito salió torpemente de su nido, yo até a mis perros para no importunar tan bello acontecimiento, daba gusto ver a su madre llamar al chiquitín y el polluelo dando pequeños saltitos se iba a reunir con su madre. Esta lo escondió detrás de un “palot” que tengo para hacer compost y allí escondidito le pude hacer esta foto.

 Después de una semana aproximadamente vi como el pequeñito daba su primer vuelo hacía el gran pino y ya le perdí la vista.

 Ahora hay una nueva puesta y uno o más polluelos, no lo sé porque a la hembra nunca la molestamos, ya se que han nacido y que pronto volveremos a ver a sus crías por el jardín, pero esta vez no los controlamos, solo respetamos su espacio en el cotoneaster.

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